La escala cromática consiste en doce notas ordenadas en tiempo y lugar.
Esas sencillas notas crean una variedad musical infinita.
Armonía y disonancia, tensión y resolución...
Todo puede describirse mediante las relaciones matemáticas entre las notas.
Si pudiéramos convertir todas esas relaciones en sonidos,
podríamos escuchar la Música de las Esferas;
un sonido tan inmenso, tan poderoso
como el Universo mismo.
Tan silencioso como una piedra.
Tan seductor como el corazón humano.
Para algunos, la música eleva el espíritu a un lugar de belleza trascendente
Otros, simplemente escuchan la belleza en los números mismos.
La Tierra, mientras gira, emite una frecuencia.
Una nota musical a 7.83 hercios.
Sin embargo, esta frecuencia varía ligeramente por razones que aún no conocemos.
Algunos dicen que la causa son las tormentas solares,
o el campo electromagnético de la atmósfera.
Pero, tal vez haya una explicación más simple.
Tal vez, el sonido del planeta está influenciado
por las siete mil millones de almas girando en ella,
cada una produciendo su propia música,
añadiendo su propia armonía.
La Música nos transporta, nos permite evadirnos, soñar, reir, llorar... Nos hace sentir.
Los propios sonidos de la naturaleza conforman una sinfonía desorganizada que sólo una mente privilegiada sería capaz de ordenar para dar sentido al Universo.
Quizá esa mente existe pero no somos capaces de entenderla.
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